DICIEMBRE|2023
#15
ISSN: 2362-3918
Conversación con Esthela Solano Suarez
Hacia el XIV Congreso de la AMP: "Todo el mundo es loco"
Por Eugenia Destéfanis

El día 12 de agosto de 2023 de manera presencial en la sede de la EOL y con retransmisión vía zoom, se llevó a cabo la actividad preparatoria hacia el XIV Congreso de la AMP "Todo el mundo es loco". Allí se contó con la presencia especial de Esthela Solano Suárez. Fue una jornada de gran trabajo organizada alrededor de dos mesas. En la segunda de ellas hicieron sus contribuciones Santiago Hormanstorfer y Gabriela Grinbaum, bajo la coordinación de Gabriela Camaly.

Santiago tituló su trabajo: "Del sueño generalizado y el despertar". Nos dice que el aforismo presentado por Jacques- Alain Miller "Todo el mundo es loco" no es enunciado por Lacan a título personal, sino que lo pone a cuenta de Freud. Lacan llega a esa conclusión a partir del pensamiento freudiano que sostiene que nada es más que sueño. Si nada es más que sueño, todos somos locos y, por lo tanto, delirantes. Así ubica que sueño, locura y delirio, forman una triada que responde a la misma estructura. Para esclarecer este punto Santiago ubica un primer eje de trabajo "Del placer a la realidad o el placer como realidad"en donde aborda en profundidad el artículo freudiano de 1911 "Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico" que sirve para entender las conclusiones a las que arribó Lacan. Realiza un recorrido por los desarrollos que lo llevan a Freud a ubicar una continuidad en las neurosis como en las psicosis: el carácter insoportable de la realidad. Ambas se relacionan a la misma a partir del extrañamiento o la evitación.

A su vez, ubica que para Freud la sustitución del principio de placer por el principio de realidad no implica el destronamiento del primero sino su aseguramiento, lo que justifica la mención que hace del sueño como paradigma de este funcionamiento. El sueño en tanto análogo a la alucinación, lleva a Freud a pensar que la realidad psíquica primordial es alucinatoria. Ante esto Lacan ubica la generalización del sueño: "siempre se sueña y abrimos los ojos para seguir durmiendo en el arrullo del principio del placer".

A partir de este punto Santiago plantea el segundo eje de sus contribuciones, ¿nada es más que sueño? Si nada es más que sueño ¿qué lugar para lo real? A partir de la afirmación de Jacques- Alain Miller "en qué el estado del soñador es indestructible", se pregunta en qué no lo sería. Pregunta que sugiere mantener abierta.

Gabriela Grinbaum, por su parte, nombró a su trabajo: "¿De qué lado está?" A partir de un recorrido y diferenciación por las estructuras clínicas, ubica la necesidad y la urgencia que tuvo Jacques- Alain Miller de inventar el sintagma psicosis ordinaria para evitar la rigidez de una clínica binaria: neurosis- psicosis. "Si tuvieron durante años razones para dudar de la neurosis del sujeto pueden apostar o deben intentar apostar a que es un psicótico ordinario".[1]

A su vez, Freud sitúa que nadie escapa a la locura. La realidad se presenta como insoportable, el aparato psíquico alucina; no solo hay pérdida de la realidad, sino que se construyen sustitutos de la misma. En la psicosis la pérdida es total, en la neurosis parcial. Y nos trae lo que llama el ultimísimo Freud, el que hace una retrospectiva de su obra y que, en su artículo de 1937 "Construcciones en análisis"se interroga y se preocupa por el final de los análisis y por la operación del analista allí, introduciendo la noción de construcción. "Finalmente nuestras construcciones son equivalentes a los delirios".

Grinbaum aporta que todo ser hablante necesita ordenar su mundo y que eso que lo ordena es en gran parte delirante, nos dice que ya en el último Lacan lo simbólico es delirante, que el sentido lo es pero que al mismo tiempo es una manera de dar sentido a la vida. Afirma "hay delirios y delirios" y en la dirección de la cura las estructuras clínicas no desaparecen. El analista va en contra del delirio en la neurosis, a favor en la psicosis y en las psicosis ordinarias no es muy evidente. Una orientación que nos trae de Eric Laurent en "El sentimiento delirante de la vida" apunta a la importancia de "privilegiar el capitón, la escansión, las rupturas, para evitar la construcción de un delirio ya que una enorme construcción delirante separa al sujeto del lazo social".

Gabriela se pregunta por el destino de los delirios aun habiendo llegado al final del análisis y afirma que nunca se sabe dónde puede terminar un delirio que encuentra su camino.

Una perla, un regalo que nos trae, Yayoi Kusama.

A estas contribuciones Estela Solano Suárez respondió y comentó con una transmisión viva, despierta y precisa. En un esfuerzo de reducción sitúo algunas de sus puntuaciones.

En relación al escrito de Santiago, nos dice que la genialidad de Freud consistió en que el objeto del que se trata no es cualquier objeto, sino que responde a la alucinación, bajo la dominación del principio del placer en el funcionamiento del inconsciente. Nos habla de las trazas mnémicas que luego Lacan en cierto modo retoma a partir del Uno que deja una marca y que la búsqueda de su repetición ya implica un otro uno, no el mismo, llevando a una entropía, a una pérdida de goce, a la producción de un objeto perdido que funciona como plus de goce. Lo que en un primer momento Lacan formalizó como das Ding, como aquello excluido del sentido, de lo simbólico, la cosa alrededor de la cual el aparato psíquico funciona, orientando al sujeto a la búsqueda de esa cosa. Nos dice, que con esto excluido del lenguaje, que ex – siste, Lacan introduce la distinción que en Freud no se encuentra: Real- realidad. La introducción de lo Real en tanto respuesta sintomática de Lacan.

A su vez, ubica que para Lacan el principio de realidad es el fantasma y que el mismo asegura la permanencia de la satisfacción que nos procura el objeto. La realidad es fantasmática y por eso, despertamos para seguir soñando. Salimos del sueño y soñamos despiertos, fantasmatizando.

Como respuesta a las contribuciones de Gabriela nos dice que en Lacan el principio de orientación fundamental en la clínica es el síntoma. El síntoma como brújula fundamental. Definido por Freud en dos niveles, como bifásico, compuesto de sentido, a descifrar. Y a su vez, como la realización de una satisfacción pulsional, articulado a lo que Lacan llamará goce. Nos dice que Lacan va más allá de Freud de la mano de Joyce, va desgranando el síntoma, al igual que se espera suceda en la experiencia de un análisis. El corazón del síntoma, es un inasimilable, un imposible de ir más allá. Hasta allí conduce la operación analítica, hasta lo imposible que se deduce como punto infranqueable, es decir, el sinthome, modo de gozar singular incomparable, imposible de atravesar, de modificar, de curar. Una vez que se llega a ese punto, punto que se cierne, pero no puede ser explicitado, quizá pueda seguir alimentándose en cada uno un cierto delirio, es decir, un estilo singular de delirar. Pero ante esto agrega un punto fundamental, es importante que en una Escuela de formación de analistas no haya un delirio colectivo.

A esto le siguió una animada conversación, se abrieron líneas de trabajo para seguir investigando y conversando rumbo al próximo congreso de la AMP.


NOTAS

  1. Miller en Efecto retorno sobre la psicosis ordinaria.
STAFF

Dirección:
Gabriela Camaly

Dirección de Editorial: Paula Szabo

Comité de Redacción: María de los Angeles Córdoba, Silvina Rojas y Ana Larrosa

Colaboradores: Luciana Varela, Ana Sol Sikic, Martina González Arufe y Miguel Lopez

Corresponsales

  • en Córdoba, María Luz Quenardelle
  • en Santa Fe, Melina Santomero
  • en Rosario, María del Carmen Arias
  • en La Plata, Gabriela Rodriguez
  • en Mendoza, Andrea Banegas
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